Hablemos más de producto y menos de tecnología

Cuando un producto digital está bien diseñado, es intuitivo de usar y tiene un buen rendimiento se nota. Esa sensación es lo que permite diferenciar a nuestro producto del resto y, más allá de lo imperceptible, tiene un claro impacto en el negocio. Ofrecer ese tipo de experiencia debería ser el objetivo último de toda empresa que ofrezca un producto digital.

Para lograrlo muchas veces se tiende a invertir en una tecnología concreta, los mejores servicios en la nube o el equipo de ingeniería más grande y preparado. El problema es que nada de esto nos asegura crear un buen producto. El problema es pensar que puede existir producto sin diseño o ingeniería.

Para poder crear un buen producto digital es fundamental que diseño e ingeniería piensen y trabajen de forma unida en los problemas de los usuarios. De esta forma llegaremos a una solución unificada haciendo uso de los recursos que tenemos o queremos dedicar para solucionar el problema.

Por desgracia, muchas empresas todavía entienden el desarrollo de producto como una cadena de montaje donde cada uno contribuye de forma individual. Al principio de la cadena se encuentra el diseñador que define y concreta la solución de forma aislada. Ese diseño que carece de todo contexto técnico llega al desarrollador que debe implementarlo. O intentarlo. Aquí es donde comienzan los problemas.

Los problemas de trabajar en silos

Suele ser muy evidente cuando los diferentes equipos que hacen el producto trabajan en silos. Uno de los principales problemas es la implementación de un diseño que ha sido, como dicen los ingleses, "designed in a vacuum". Es decir, ignorando cualquier limitación técnica o temporal, diseñado en un lienzo en blanco, como si no tuviera vida más allá de la pantalla de Figma.

Esto provoca situaciones por todos conocidas como:

  • Falta de interacciones y componentes que no se han tenido en cuenta como alertas de errores, estados vacíos o navegaciones entre páginas. Esto puede provocar que el desarrollar tome la iniciativa y cree esos componentes que faltan sin atender a ninguna directriz de diseño.
  • La implementación de un diseño que técnicamente puede ser complejo de resolver para el tiempo de desarrollo que se quiere invertir, ya sea por limitaciones de arquitectura, tecnológicas o de flujo de la información.
  • Por supuesto, este problema también se da a la inversa, cuando el diseño es relegado al último eslabón de la cadena de producto e ingeniería tiene todo el peso. Esto suele ocurrir en compañías donde falta cultura de diseño, cuando se entiende que diseño es sólo estética y no funcionalidad, usabilidad o experiencia. En estos casos se pueden dar las siguientes situaciones:

  • Falta de libertad a la hora de diseñar la solución que desencadena en la creación de interfaces con poca personalidad.
  • El sentimiento de desconexión con la empresa o el producto al trabajar en un silo aislado y relegado de cualquier importancia.
  • Estos problemas siempre suelen acabar igual: entregando un producto de menor calidad o aumentando las horas del proyecto. Los dos son igualmente negativos y tienen un claro impacto en el negocio.

    Y es que en tecnología "todo es posible". Y sí lo es. En un escenario idílico de tiempo y recursos ilimitados, cualquiera barrera o impedimento se puede solucionar. Pero por desgracia todos los negocios se enfrentan a una realidad donde los recursos y el tiempo son limitados. Aquí es donde llegan los "tradeoff", esa palabra que a nadie gusta pero tan necesaria es. Se tienen que hacer concesiones. Siempre. Y decidir esas concesiones solo es posible si diseño e ingeniería trabajan juntos desde el inicio en el problema.

    Esta falta de comunicación en los diferentes equipos de producto no sólo impacta de forma negativa a la calidad del resultado final y por consecuencia al negocio, sino que puede llegar a convertirse en una sangría de profesionales que abandonan el proyecto por falta de ownership.

    Cómo puedo empezar a trabajar con un equipo de diseño y desarrollo unido

    Hay muchas formas de crear equipos de producto con perfiles multidisciplinares y en función del tamaño y el momento de la empresa nos encontraremos con retos muy diferentes. En este artículo no vamos a profundizar en esto ya que no nos consideramos ni mucho menos expertos en el tema. Lo que sí podemos aportar es nuestra experiencia sobre cómo trabajamos y poner en contexto algunos de nuestros referentes.

    En Reboot hemos trabajado desde el inicio entendiendo Producto como la suma indivisible de diseño y tecnología. Para ser honestos, no ha sido nada premeditado. Comenzamos a trabajar de esta forma en Cravy por pura intuición, sin ser conscientes de que esto respondía a un método o filosofía en concreto. Ivan siempre ha tenido la visión y gusto por el diseño y yo he estado enfocado en la parte técnica, así que cuando tomábamos decisiones era para nosotros natural contrastar ambas visiones y  llegar a una solución alineada. A medida que fuimos evolucionando y aprendiendo de otras empresas que nos inspiraban descubrimos que este tipo de metodología de trabajo se puede llegar a estandarizar.

    Actualmente trabajamos con una variante de Shape Up adaptada a nuestra pequeña estructura. Se trata de la metodología que utiliza la gente de Basecamp para desarrollar sus productos y desde el momento en que leímos el libro nos encajó muy bien con la manera en que entendíamos y trabajábamos en producto.

    Algunos de los aspectos más clave a resaltar de esta metodología y que realmente se pueden aplicar en cualquier proyecto son:

  • Invertir más tiempo en la definición de la solución al problema que se quiere implementar, teniendo en cuenta no solo lo que queremos hacer, sino también el tiempo que se quiere invertir y las limitaciones técnicas que puedan existir.
  • Crear equipos pequeños en los que trabajen de forma unida tanto diseñadores como ingenieros en la solución del problema que se ha definido.
  • Dar una mayor autonomía y responsabilidad al equipo que está desarrollando la solución una vez definida, así como el tiempo y la disponibilidad acordados.
  • Otras empresas que nos gustan y de las cuales hemos aprendido a través de sus contenidos es el equipo de Linear, una aplicación de Project Management con un diseño y experiencia increíbles. Podéis descubrir más cómo piensan y trabajan en este artículo donde explican su método.

    Pero tampoco tenemos que irnos demasiado lejos, en España los chicos de Factorial cuidan mucho su producto y tienen una entrevista realmente interesante donde Pau Ramon (CTO de Factorial) habla sobre esto y muchos otros temas (a partir del minuto 11).

    Conclusiones

    Las empresas como los productos están vivos y en constante evolución. Las estructuras, procesos y metodologías no aplican igual a una empresa de 100, 30 o 3 empleados. Pero en todas y cada una de estas etapas es posible crear un gran producto digital cuando todas las partes trabajan de forma conjunta e inteligente haciendo uso de las gran cantidad de recursos y herramientas de los que disponemos hoy en día.

    Desde Reboot os podemos ayudar a establecer ese primer equipo de producto y trabajar en una metodología que os permita entregar producto de calidad de forma iterativa.